La imposibilidad de escucharse a sí mismo ya no es un el más grande obstáculo para Kosei pues, aun cuando toca el piano con toda la maestría de la que es capaz, su alma sigue sin acompañar su ejecución. Finalmente, la fecha del concurso ha llegado y el joven debe enfrentar a dos rivales del pasado que no cesarán en su búsqueda por derrotarlo: los excepcionales Takeshi y Emi.