El mundo es un lugar diferente después de la muerte de Misogi, o al menos eso parece. Gracias a las bolitas genéricas, los metamórficos están bajo control y poco a poco todo vuelve a la normalidad. Pero Jagasaki pronto descubrirá que sus actividades no pasaron tan desapercibidas como él creía… Alguien lo estuvo vigilando muy de cerca todo este tiempo. Puertas que se cierran y puertas que se abren, como las de la casa compartida donde ahora vive la nueva Airi, que literalmente no es… lo que parece. ¡Nuevas alianzas y giros del destino! ¡Adaptarse o morir!